Hablar de rentabilidad en una promoción inmobiliaria no es solo hablar de precios de venta o de costes de construcción. La clave muchas veces está antes, mucho antes: en cómo se ha gestionado el urbanismo de ese suelo. Una buena o mala gestión urbanística puede acortar plazos, reducir riesgos, optimizar el producto y, en consecuencia, mejorar sensiblemente el margen final.
La gestión urbanística empieza incluso antes de comprar el suelo. Identificar parcelas con potencial, comprobar su situación jurídica y urbanística real, anticipar los pasos administrativos y establecer una hoja de ruta clara es lo que marca la diferencia entre un proyecto fluido y otro lleno de sorpresas.
Uno de los factores más críticos es la capacidad para acelerar los tiempos. Muchas promociones se ven retrasadas meses (o años) por trámites administrativos mal planificados. Un gestor experimentado como Grupo Iparbaiw conoce los ritmos de cada ayuntamiento, los documentos necesarios y las formas de agilizar procesos sin saltarse la legalidad.
Además, la gestión urbanística incluye la interlocución con técnicos municipales, arquitectos, propietarios y vecinos. Una promoción bien acompañada desde el principio es una promoción que genera menos conflictos, más aceptación social y mejores condiciones de partida para su desarrollo.
Desde el punto de vista económico, una buena gestión permite ajustar densidades, optimizar la edificabilidad y adaptar el diseño urbano a la demanda real. Esto no solo mejora la viabilidad comercial del proyecto, sino que reduce el riesgo de tener que modificar en marcha aspectos clave del planeamiento.
Por otro lado, la rentabilidad no siempre se mide en beneficios inmediatos. También importa la reputación, la posibilidad de repetir operación en el mismo municipio y el valor a largo plazo de haber hecho bien las cosas. Las administraciones valoran positivamente a los promotores que conocen el terreno y respetan los procesos.
En un entorno como el de Bizkaia, donde el suelo disponible es escaso y los procesos urbanísticos pueden ser complejos, apoyarse en un equipo con experiencia local puede marcar un antes y un después en el resultado final de una promoción.
En resumen, la rentabilidad empieza mucho antes del primer ladrillo. Empieza con decisiones bien tomadas desde el punto cero. Y ahí, la gestión urbanística no es un trámite más: es la columna vertebral del éxito.
